Por Uriel Ariza-Urbina
La muerte del rucio moro es una de las canciones más emotivas de los llanos. “¡Caramba ñero, se oscurecieron mis días / alzó en vuelo mi alegría / cuando menos lo esperaba”, así comienza el canto lastimero cuando el dueño de su caballo fue hallado sin vida. Este sentido relato resume el sentimiento de su compositor: Reynaldo Armas, el cardenal sabanero, el número uno de la canta criolla, como se le conoce en el mundo artístico.
Armas nació en Santa María de Ipire, Estado Guárico, Venezuela, el 4 de agosto de 1953. Como buen llanero se despertó temprano en la música oyendo los cantos de los campesinos y las fiestas de atardeceres con arpas, cuatro y maracas. A los 11 años su padre Nicasio Armas le dio permiso para que fuera a los estudios de Radio Zaraza. Allí mostró su atrevimiento para el canto de su tierra. Un año después escribió su primera canción: Nadie tiene que saber, una semblanza del amor adolescente.
En ese entonces la música llanera se escuchaba y se quedaba en los llanos, no había mercado ni disqueras interesadas en producir estos ritmos folclóricos, que más tarde le darían gloria a Venezuela y Colombia con artistas que cruzaron fronteras y dieron a conocer la cultura y la música de un pueblo apartado y olvidado. Reynaldo Armas fue uno de los compositores que forjaron el duro y largo camino de la difusión de la música llanera, junto con Simón Díaz, Juan Vicente Torrealba, Arnulfo Briceño, Cholo Valderrama, entre otros.
A los 15 años, Reynaldo Armas hacía presentaciones en varias regiones del país, y en una de esas giras se unió a las Gaitas Zulianas. Participa y gana en varios concursos, y llama la atención de algunos productores. Pero como suele ocurrir con en el surgimiento de las figuras de la música llanera, debió esperar su momento para grabar. Se muda a Caracas en 1971, y en 1975, a los 22 años, se le presenta la oportunidad de grabar su primer trabajo titulado Épico, que se escuchó en Venezuela y Colombia.
La fuerza del canto y el dejo alegre y a veces nostálgico de Reynaldo Armas empezaron a ser del gusto del público. Tres años después graba el álbum La inspiración del poeta, una producción que lo lanza a la fama. Sus canciones se escuchan por primera vez en toda Venezuela y Colombia, llegando a toda clase de público, dándole un renovado matiz a la música llanera. Con este trabajo, Reynaldo Armas hizo popular el folclor del llano, y sirvió de inspiración para otros talentos.
Le siguieron otras producciones exitosas, pero en 1987 lanza Mi credo, una de las más queridas por el público por su tema La muerte del rucio moro, el caballo más amado del llano. Reynaldo Armas es uno de los compositores más prolíficos de la música llanera. Tiene en su haber más de 500 canciones y 32 álbumes que le han dado la vuelta al mundo con millones de copias vendidas. Ha realizado presentaciones en Europa, Estados Unidos y América Latina, ganándose los aplausos por su temperamento musical y su carisma. Recibió en 2013 el Premio Grammy por su trabajo Caballo de Oro, el segundo cantautor llanero que recibe este galardón, junto con Orlando ‘El cholo’ Valderrama.
Armas dice que lo han marcado muchas canciones: La muerte del rucio moro, El beso robado, Laguna vieja, A usted, y Pesadilla entre las flores. Las letras de sus canciones se vieron enriquecidas con el título de Licenciado en Lengua Española, una formación que plasmó en su composición y la hizo más poética, pero con la misma sencillez y frescura de los cantos del campesino llanero.
Reynaldo Armas, un hombre que se inspira en la vida, los caminos, la gente y la cotidianidad, es un orgulloso cantautor SAYCO y tiene a nuestro país en sus pensamientos. “En Colombia me siento como en mi casa, porque tengo nacionalidad colombiana, la gente de este país me ha dado todo su cariño en más de 40 años”. Ha obtenido innumerables premios en Venezuela y Colombia, como el Guaicaipuro de Oro, Meridiano de Oro, Premios Ronda de Oro y Platino, Mara de Oro, entre otros.
La pasión de Reynaldo Armas por Colombia y su música, en especial por el Vallenato, la expresó con sentimiento en la canción: Carta a Diomedes Díaz:
Y a usted mi amigo / Al compás de un acordeón
Su gran canción Mi muchacho y otras más
Dejando que el pueblo disfrute / Del más lindo festival