Es uno de los compositores más exitosos de la música vallenata. Tiene tantas canciones que parecen de un músico de 200 años, como el Francisco El Hombre de “Cien años de soledad”.
*Por Uriel Ariza-Urbina
Acordate moralito de aquel día / que estuviste en Urumita y no quisiste hacer parranda / Te fuiste de mañanita, sería de la misma rabia”, el célebre estribillo de “La gota fría”, de Emiliano Zuleta, era ya una leyenda cuando Fabián Corrales escuchó en su infancia por primera vez una alusión a su tierra. No había remedio. Era el recordatorio de la raíz más pura del vallenato de la que se alimentaría su composición, y adaptaría a sus experiencias, la de historias de amores que envolvían con acordeón a Urumita como sus matas colgantes desparramadas desde la sierra.
Fabián Corrales había escrito estrofas a la Virgen María para el mes dedicado a la Santa en su colegio. Traía la vena artística silenciosa de su padre, músico de pentagrama, pero su inquietud tenía la bulla del vallenato. Era finales de los años 70, y la música de acordeón estaba en su esplendor. Cada mañana se estrenaban lo que serían sus mejores y más recordados cantos. Gustavo Gutiérrez, Rosendo Romero, Santander Durán, Hernando Marín, Octavio Daza, entre otros. No pasó mucho tiempo cuando su pasión se despertó con las ansias de un compositor de su tiempo: el enamoramiento.
Empezó a presentar sus canciones en los festivales de la región y a cantarlas con la gente curiosa por un desconocido compositor de Urumita. Aunque era guiado por su oído y su estilo propio, “yo miraba la reacción de las personas con mis canciones, y notaba si les gustaban o no; así fui madurando”. Y la experiencia de amistar sus canciones con el pueblo le dijo que iba por buen camino. Los años le darían la razón.
Su hermano Chema Corrales, corista de El Binomio de Oro, le mostró algunas canciones a Rafael Orozco. Una de ellas parecía que ya la había cantado: “Lo volviste a hacer”, un tema que ya muestra una madurez precoz a los 18 años. Sería el anuncio de una prolífica y exitosa carrera como compositor. “Uno tiene que nacer con la música, es de sangre, de corazón”, porque si no es así la borran los años. Y el estilo novedoso y sentimental del canto de Rafael Orozco sería más tarde su guía como cantante, porque sin proponérselo grabaría sus canciones con varios acordeoneros y reyes vallenatos.
“Se ha perdido la historia, la vivencia, el contenido, la poesía…”, decía Fabían Corrales cuando la Unesco exaltó al vallenato a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Semejante peso sobre los hombros de los cantores hechos de la fuente del folclor, hizo que Fabián Corrales, como parte de esa última generación, grabara un trabajo con temas de compositores de ayer y de hoy, con un toque de vallenato auténtico: “Tú verei a ve”, fue su aporte esa vez.
Con el mismo modo picaresco, propio de la provincia donde nació un 31 de agosto de 1969, tiene otros títulos: “La tira piedras”, “Tiro la toalla”, “Ni de aquí a la esquina”, “Como un chiche”, “La que te hizo el dos”, “Bonito que estoy ahora”…, expresiones cotidianas que se identifican con el sentimiento del enamorado de la región de donde han nacido todos sus cantos y de donde nacerán las mejores composiciones del vallenato de siempre.
Fabián Corrales tiene tantas canciones que parecen de un músico de 200 años, como el Francisco El Hombre de “Cien años de soledad”. Le han grabado más de 600 cantos, y más de 400 han sido éxitos, además de otras 100 cantadas por él mismo. Mencionar los más famosos es interminable, pero “la canción más importante para mí es La consentida”, dedicada a su mujer. “Siempre quise llegarles a los artistas más grandes, y así fue, pero no recuerdo algún conjunto que no me haya grabado”. Sin embargo, “no compongo por componer, tengo que estar motivado; y pueden pasar meses sin inspiración”.
Su motivación es la mujer, y está en todas sus canciones, como la musa de toda la vida del canto vallenato, pero hoy no se le compone como antes. “Las letras se han vuelto rojas, y se le está cantando muy feo”. Fabián Corrales hace una reflexión que cierra la discusión sobre la composición en la ‘moderna’ música vallenata: “Las mujeres, buenas o malas, le inspiran a uno a componer buenas canciones, si uno es buen compositor”.
Y para terminar, recuerda a los compositores de los nuevos tiempos del vallenato, que si no queremos perder la música que nos ha dado la identidad de quiénes somos y la que nos hace la vida más llevadera, “Hay que volver a las canciones con las que dabas serenata; todavía estamos tiempo, porque el vallenato es sentimiento y poesía”.
*Cronista y Guionista – Premio Nacional de Crónica