Este domingo el albor de la aurora se hizo notar con un hiriente matiz violeta.
Se nos fue Jorge Oñate.
Inexorable, el tiempo marca el relevo y nos lo va notificando de forma implacable.
Con Jorge, se nos va una manta de recuerdos con impronta propia que recrimina que nuestras lágrimas se sequen tan rápido.
Un abrazo de profunda solidaridad a su abnegada Nancy, sus hijos y toda su familia.
Te admiramos siempre Jorge, como se hace con los grandes y te quisimos porque, aunque catapultado por la fama, estableciste siempre un particular y auténtico coloquio, que notificó siempre tu nobleza y proscribió la estratificación para el sentimiento por tus amigos.
Adios, Jorge.
Rafa Manjarrez.